CURSO ANUAL CICLO 2015
¿Qué es la realidad? El
psicoanálisis y los acontecimientos del
discurso
El miércoles 15 de
abril Christian Gómez, director de enseñanzas de la Asociación de Psicoanálisis
de Misiones, dio inicio al Curso Anual
que lleva por título ¿Qué es la Realidad?
El psicoanálisis y los acontecimientos del discurso, título que alude a un
modo de pensar la clínica, la política y la episteme en lo contemporáneo,
pertinente a la política de enseñanza e investigación de la APM.
Christian Gómez
introduce una primera diferencia: la realidad no es lo real. La realidad, si
seguimos el planteamiento freudiano del artículo “Lo inconsciente”, es en
primera instancia lo compartido, a ésta le opone la realidad psíquica. Pero
Sigmund Freud universaliza su planteamiento hasta afirmar que “toda realidad es
psíquica”, agujereando así el campo de lo compartido por la intromisión de lo
fantasmático.
Ahora bien, ¿Cómo se construye el aparente
campo de lo compartido? Desarrollará, entonces, una primera aproximación al
tema a partir de la introducción de Jacques Lacan a su seminario del año
1968-69 (De un Otro al otro): la
realidad - sea la vía fantasmática o la vía compartida- se presenta articulada
a un discurso que la hace posible. Si
cuando hablo me refiero, por ejemplo, a un hecho, lo transformo en un
acontecimiento de discurso, en tanto su materialidad/objetividad se
pierde. Creo, así, una realidad
discursiva a partir de un acto de habla, y hablar es un efecto de discurso. ¿Se
podrá extender esa realidad discursiva infinitamente? Lacan plantea que es
limitada, que no hay universo de discurso en tanto éste está descompleto por un
elemento real.
El docente
continuará planteando que el psicoanálisis es un discurso. El discurso psicoanalítico no es una teoría
especulativa, sino un discurso sin palabras, es decir un saber que toca lo real
de una vida, la de aquél que pasa por la experiencia.
En ese punto,
Christian Gómez se detendrá en el artículo “Valores estéticos. Valores éticos”,
en el que Oscar Masotta (Lecturas de psicoanálisis Freud-Lacan, cap. 18), retomando el problema del narcisismo,
introduce la diferencia: yo ideal –
ideal del yo – superyó. El primero tiene
una función de señuelo, pone en juego la interpretación del sujeto del objeto
de aquello que fue para su madre. El segundo alude a los emblemas sociales, las
insignias del Otro, de los cuales el sujeto se apropia, por ello hace entrar
una dimensión estética: son valores con los cuales me invisto para vestirme con
ellos. Y el tercero, el superyó es la apropiación de un valor, pero de un valor
que rige la acción, por lo tanto es una ética.
Más allá de las
diferencias, en los tres casos se trata de la represión en pos del narcisismo
que deja al goce como causa, por lo
tanto, así planteado, la realidad social
como efectos de la idealizacion no puede separarse de su costado singular,
planteado por Masotta al diferenciar el signo de goce del significante cuyo
significado queda en suspenso .
Se disuelve, entonces, el contenido
ideológico-político de la significación, el sujeto podrá apropiarse de valores
políticos, por ejemplo, de la izquierda o de la derecha, pero los utiliza, dirá
Masotta, por motivos narcisistas operando al modo de una regla kantiana: “actúa
de tal manera que lo que hagas tenga que ver con que no haya pérdida
narcisista”. En el narcisismo está en juego la determinación del sujeto en el
goce.
Y ahí estaría el corte entre el psicoanálisis y la
política asi entendida, el psicoanalista no puede oír en tanto psicoanalista el
significado de los valores sociales, cuando los oye en ese momento no es
psicoanalista. Paradójicamente, es ese el corte que convierte al psicoanálisis
en una política, en tanto, subvierte el valor compartido, quiebre de los ideales, las identificaciones y los
significantes Amo por la experiencia de un análisis: el equívoco significante
conduce a la disolución de los mismos. Más allá de lo social está la
responsabilidad del sujeto en su elección que lo confronta a su propio deseo,
como lo que queda excluido aparentemente. Christian Gómez destaca la
importancia y vigencia que hoy tienen estas reflecciones que Oscar Masotta
realizara en aquella España que salia del franquismo pero con un horizonte de
recepción en la Argentina de la represión militar de los años 70, como lo
plantea Enrique Acuña en el articulo "Oscar Masotta y lo tragicómico: una versión del exilio" (Resonancia y Silencio- Psicoanalisis y otras
poeticas)
Ahora bien,
alguien debe causar que eso acontezca. Clínica y política quedan, aquí, como
inseparables. En este sentido, el psicoanálisis es una subversión del discurso
capitalista porque instaura la primacía del valor de uso por sobre el valor de
cambio, social-económico. El valor de uso, ese que no se cambia, es singular.
Estos planteamientos están muy lejos de afirmar que
al psicoanálisis no le interesan las ideologías políticas, porque el analista
no puede desconocer que los discursos de una época determinan las condiciones
de posibilidad de su propia práctica. Que el psicoanálisis sea una política
significa, también, que quien lo
practica debe querer las condiciones para que el ejercicio del mismo sea
posible.
Julia Pernía