BIBLIOTECA FREUDIANA OBERÁ SEMINARIO ANUAL – CICLO 2019 “El placer y el mal -el psicoanálisis en la época de los consumos y adicciones-”

INSTITUTO SIGMUND FREUD – APM
BIBLIOTECA FREUDIANA OBERÁ
SEMINARIO ANUAL – CICLO 2019
“El placer y el mal -el psicoanálisis en la época de los consumos y adicciones-”

Comentario: Rodrigo Cibils

El viernes 05 de Abril en la Casa de la Cultura y con la presencia de profesionales de la salud y estudiantes avanzados de diversas disciplinas se dio inicio al Seminario Anual -Ciclo 2019-: “El placer y el mal -el psicoanálisis en la época de los consumos y adicciones-”, de la Biblioteca Freudiana Oberá, Instituto Sigmund Freud-APM. La conferencia de apertura se tituló “¿Hay una clínica analítica de los consumos y adicciones? -el goce paradójico-” y estuvo a cargo de Christian Gómez (Director de Enseñanzas), con los comentarios de Fernando Kluge y Carla Pohl.
El título de la clase refleja una pregunta, si hay una clínica analítica de los consumos y adicciones, y articulado a ésta el goce paradójico que nos lleva a pensar que tanto los consumos y las adicciones plantearían un problema contemporáneo con respecto a lo que es la satisfacción.
Al inicio, el docente invitado pone en juego dos ejes que fue desarrollando durante su intervención. Por un lado, plantea el problema de que el consumo y las adicciones nos introduce en un modo de discurso contemporáneo que es el discurso capitalista; es decir, que el capitalismo se realiza en el consumo del sujeto. Frase equívoca ya que refleja que el sujeto consume lo que el discurso produce, pero también pone en juego que el sujeto se consume, es consumido por lo que éste discurso produce. Para ello, se detiene en un artículo escrito por Enrique Acuña y publicado en la revista Conceptual -estudios de psicoanálisis-, Nº 17, Editorial El Ruiseñor del Plata, y que tiene por nombre “El capitalismo se realiza en el consumo del sujeto”.
Por otro lado, plantea que el paradigma del objeto que produce el capitalismo es la droga, metáfora de cualquier objeto; para lo cual también tomará como referencia el libro de Giulia Sissa, El placer y el mal -filosofía de la droga-.
El docente invitado planteó en su intervención que los consumos y adicciones están atravesados por el discurso capitalista, en donde el sujeto es consumido por los objetos que éste discurso produce. En estos términos, el discurso capitalista produce objetos, gadgets, ofertados al consumo realizando una promesa de felicidad.
Introduce los cuatro discursos (del Amo, Histérico, Universitario, del Analista) desarrollados por Jacques Lacan, planteando que un discurso es una estructura con cuatro lugares fijos (agente, otro, producción y verdad) y cuatro elementos que varían (S1, S2, Sujeto dividido, objeto “a”). El docente ubica que en el discurso del Amo el objeto está desconectado de la división del sujeto como verdad; hay una causa, y esa causa está como un casillero vacío. Sin embargo, en el discurso capitalista no está en juego el lugar de la verdad, de la verdad como causa. De modo que en el capitalismo el sujeto del inconsciente es rechazado.
En el discurso capitalista el sujeto está desorientado en el lugar del agente, pone a trabajar a un saber (S2), la ciencia, que produce objetos técnicos. Pero no va a poner en juego el lugar de la verdad, sino más bien que vuelve al sujeto “desorientado” el cual consume todo objeto que se le ponga en frente: drogas, gadgets, nombres, sentido, etc.
Es así que genera una promesa de felicidad en tanto no está en juego la verdad, en donde no hay una pregunta por la causa. Dicha promesa fracasa, la estructura falla, el capitalismo estalla, produciéndose cortes en donde está la posibilidad del psicoanálisis en tanto allí se trata del sujeto frente a la angustia como causa de deseo.
Tomando el libro antes mencionado de Giulia Sissa, el docente introduce las paradojas de la satisfacción planteando el placer negativo, poniendo en juego la experiencia de lo lleno y lo vacío, de lo insaciable. Para la filosofía clásica la invariante antropológica del humano es que desea, y que desea sin límite, es insaciable en tanto funciona como un circuito.
Esto enseña que la estructura del deseo circula, no se llena. No se trata de llenar sino más bien de que circule, cuando creo que lo lleno, sin embargo está más vacío. Cuestión que refleja la paradoja del goce en cuanto tal, y en relación con el objeto droga.
Al finalizar la conferencia de apertura las conversaciones con el auditorio siguieron los ejes planteados por el docente.

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Reseña: Lorena Olmedo.

El pasado viernes 10 de Mayo, bajo el título “La pulsión: placer negativo y deseo insaciable” Carla Pohl desarrolló la segunda clase del seminario anual “El placer y el mal –el psicoanálisis en la época del consumo y las adicciones”.
A modo de comentario inicial, quien escribe puntualizó lo trabajado en la clase de apertura del seminario, llevada a cabo por Christian Gómez, haciendo hincapié en una pregunta: ¿Por qué los consumos y las adicciones son en la época un asunto de salud pública, es decir que ponen en juego el bien común? El discurso actual lleva en sí una exigencia al modo de un imperativo montado sobre la idea de lo “ilimitado”, de que todo es posible, una promesa de felicidad asegurada a partir de los objetos que ese discurso produce, pretendiendo suturar así la falta necesaria para poner en marcha el deseo. Sin embargo, el psicoanálisis ubica que el discurso es fallido, ya que produce la experiencia en los sujetos de la angustia que marca la respuesta subjetiva frente a la pretensión de obturar dicha falta. Entonces es por los síntomas actuales: autoexigencias, depresiones, etc. que el psicoanálisis puede intervenir en los debates actuales.
Luego de ello, la docente comenzó la clase diferenciando los términos: pulsión- placer y deseo en la obra de Freud y Lacan, para luego despejar a partir de la lectura de la filósofa Giulia Sissa en su libro “El placer y el mal-filosofía de la droga” qué quiere decir que el placer es negativo.
Para ello la docente se refirió al término pulsión como lo opuesto al instinto tomando la referencia a “Tres ensayos de teoría sexual” de Sigmund Freud, donde éste diferencia a dichos términos a partir de marcar que la pulsión es una fuerza en constante fluir, es el deslinde entre lo anímico y lo somático, es una demanda pulsional de la cual el sujeto no logra huir ya que  proviene de estímulos internos. Por su parte Oscar Masotta en “Lecciones de introducción al psicoanálisis”, siguiendo a Freud, puntualiza que la pulsión a diferencia de los instintos,no tiene un objeto al cual se dirija de manera predeterminada.
Continuando con la clase, Carla Pohl tomó la referencia freudiana a “Más allá del principio del placer” para mostrar que el placer es paradójico, en tanto Freud advierte que en los relatos de sus pacientes lo que retorna no es el placer sino el displacer, claro ejemplo de ello son los sueños de guerra en donde se repite una situación que fue displacentera, es allí que Freud comienza a elaborar que el psiquismo no está regido por el principio del placer que tendería a la disminución de tensión, sino que en el psiquismo lo que se experimenta es una satisfacción paradójica en el displacer, es decir que aquello que aparece en el yo como displacentero, causando un sufrimiento, en otro lugar, en el inconsciente,es una satisfacción que en términos de Lacan es el goce, pulsión de muerte más libido.
A partir de ello y tomando la lectura del libro de Giulia Sissa, la docente ubicó que el placer negativo que la autora desarrolla en su libro respecto a la experiencia con la droga, es cuando el consumo del objeto genera un circuito en donde ubica: un punto cero, donde se experimenta el vacío, la falta y un punto máximo donde habría la experiencia de la plenitud del placer, experiencia de un goce puro, pero en el medio hay un punto neutro de dolor. Es decir, el encuentro con el objeto droga es un encuentro contingente, azaroso, pero que luego se vuelve una cita, al decir de Giulia Sissa, quien ubica que el drogadicto experimenta en el consumo del objeto un placer negativo en tanto se comienza por un consumo que genera una satisfacción que se asemeja a la plenitud o la felicidad, pero que con el circuito antes explicado, esa experiencia comienza a hacerse necesaria no para experimentar la plenitud sino para no sentir dolor.
La docente continuó desarrollando el deseo insaciable a partir de la lectura del seminario V de Jacques Lacan, donde puntualizó que el deseo resguarda la falta, lo que quiere decir que la posibilidad de desear hace que alguien no colme la falta y por lo tanto siempre este en la búsqueda, lo cual motoriza una vida. Mientras que cuando se intenta taponar esa falta lo que se experimenta es angustia. Respecto al consumo de drogas, la paradoja del placer negativo genera que cuanto más consume, más rápido se vacía y por lo tanto experimenta dolor, sufrimiento y ello produce un consumo cada vez mayor, lo que lleva a una necesidad, ya que se intenta taponar la falta a partir del consumo de dicho objeto.
En la conversación con el público presente, debatimos sobre los modos actuales de abordaje de las adicciones, donde las prácticas actuales ignoran la pulsión y sus paradojas.Por lo tanto producen técnicas que buscan la sustitución del objeto “droga” sin contemplar que el circuito pulsional sigue funcionando más allá del objeto en sí, es decir, es una sustitución de un elemento por otro. Es la lectura del psicoanálisis la que permite aislar que el consumo y las adicciones conectan con un discurso que determina los modos de vida actuales y el goce particular de cada quien, pero que ello no esta desconectado de las palabras que habitan una vida.

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Tercera Clase: “La pulsión y los límites de la educación”
Docente Invitado: Hugo Espínola (APPA ARANDÚ – RED AAPP).

Comentario: Fernando Kluge

“Movimiento libidinal en red” y “hacer frente a los discursos que intentan borrar al psicoanálisis o regularlo desde el estado” fueron expresiones políticas con las que Hugo Espínola (presidente de A.P.P Arandú de Paraguay) respectivamente enmarcó su pertenencia a la Red A.A.P.P. y la Federación Psicoanalítica de Paraguay. Tras ello, en esta tercera clase del seminario en la BFO, preguntó a modo de introducción si la educación -que trata de formar ciudadanos serviles a los discursos de época en tanto “útiles”- logra domesticar la pulsión. Dio paso así a la proyección de varios fragmentos del film “Conducta” (Cuba, 2014, dirigida por Ernesto Daranas), en la que una docente pelea contra el sistema educativo que intenta trasladar a un alumno a un internado, por su mala conducta y el hecho de tener que encargarse de una madre alcohólica.
Hugo Espínola destacó dos aspectos en relación a la película: el intento de domesticar al niño colocándolo bajo un velo de “normalidad” y el inevitable retorno de la pulsión que se intenta reprimir. De esta manera ubicó la primera diferenciación freudiana entre pulsiones sexuales y de auto conservación, que junto al esquema del aparato psíquico permiten entender que en el encuentro entre la boca y el pecho el niño pierde su animalidad, entra el instinto en el psiquismo dejando huellas representativas. El instinto pasa a ser pulsión y se buscará cargar de nuevo esa huella de satisfacción en un intento de repetición fallida que llevará incluso a la satisfacción alucinatoria, dejando siempre una diferencia entre satisfacción hallada y pretendida. Con la discriminación entre pulsión y deseo se entiende el intento de la educación de sofocar el goce pulsional, en tanto éste siempre retorna sobre su fuente más allá de las utilidades sociales (el deseo, en cambio, va hacia delante como desplazamiento de una falta). Habrá siempre una batalla entre pulsión y cultura, ya que con el esquema desarrollado queda claro que las funciones vitales se han sexualizado.
El docente también rescató la figura de Ramón Indalecio Cardozo, educador paraguayo que en 1920 sugería la lectura de Freud a los maestros como un modo de entender la niñez de manera amplia.
Finalizó su desarrollo preguntándose qué hace el psicoanálisis con la pulsión en la época del capitalismo promotor del derribo de todas las imposibilidades (incluida la de gozar del todo). Así destacó que en un análisis se trata de interrogar el síntoma, haciendo hablar al sujeto del inconsciente en la asociación libre. Con el esquema de formación de síntomas a partir del destino de afectos demostró cómo en un análisis se recorre el camino inverso: del síntoma, a través del afecto, hacia el elemento indecible del objeto de la pulsión.
Como broche a la actividad se dio espacio al diálogo con el público asistente retomando tanto el film proyectado como las elaboraciones del docente invitado de la Red A.A.P.P.

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“El placer y el mal -el psicoanálisis en la época de los consumos y adicciones-”

Comentario: Claudia Espínola

En la Casa de la Cultura de la ciudad de Oberá, el viernes 02 de Agosto continuó el Seminario Anual “El placer y el mal -el psicoanálisis en la época de los consumos y adicciones-”, en la que Fernando Kluge llevó adelante la cuarta clase, con el título: “Del objeto perdido”. 
Para tratar el tema se refirió al problema de la realidad, tomando en primer lugar los textos de Freud “Los dos principios del funcionamiento mental” (1911) y “Neurosis y psicosis” (1924) ubicando la cuestión del placer y la realidad exterior, haciendo hincapié en que en la neurosis hay un apartamiento de ciertos fragmentos de la realidad.  Freud verifica que la satisfacción alucinatoria fracasa, no es posible descargar la tensión, requiere lidiar con la realidad. Y explicó que es imposible lograr una inmediatez en la descarga de la tensión, requiere un aplazamiento que permite el pensamiento.  
Diferenció dos momentos en la teoría freudiana en relación a su teoría de las pulsiones, subrayando que encuentra dificultades para sostener el principio del placer. En “Más allá del principio del placer” (1920) Freud conecta el principio de placer con el principio de constancia de Fechner y dice que hay procesos psíquicos que no conducen a una descarga rápida. Si hay una tendencia a volver a un estado previo, la descarga de las tensiones es la muerte: un organismo que no se inquieta. En “El problema económico del masoquismo” Freud muestra que no se puede relacionar placer y descarga; y que el dolor y el displacer pueden ser fines en sí mismos. Hay una coexistencia entre el principio del placer, el principio de nirvana, y la realidad. Plantea una mezcla y desmezcla de pulsiones. 
Por otro lado se refirió a la consideración freudiana del tóxico, por el lado de las dificultades de la satisfacción -por exceso o falta de descarga de las tensiones. En una carta a Wilhelm Fliess (1879) dice que la adicción primordial es la masturbación -compuesta por una acción mecánica y una fantasía. Fernando Kluge señaló aquí que la adicción -en cuanto acción mecánica-  está señalando un intento de lidiar con la pulsión sin apelar al rodeo por la realidad, que es de lenguaje (Otro), lo cual sería lo tóxico.
Orientado por Las paradojas del objeto en psicoanálisis (Acuña, Enrique. Compilador), Kluge destacó que en el rodeo por la realidad hay una diferencia entre lo hallado (objekt) y lo que esperaba (die sache). Entre ellos hay un resto, la cosa (das ding). 
Tomó asimismo el Seminario La angustia de Jacques Lacan, para explicar que los objetos pulsionales tienen que ver con algo caído, perdido que está en causa.
En 1964 Lacan retoma la pulsión como concepto fundamental, haciendo una lectura del texto freudiano sobre las pulsiones realizando un desmontaje y planteando que se trata de un circuito que contornea el objeto que llama a. El vacío puede ser ocupado por los objetos: pecho, heces (en relación a la demanda), falo, mirada y voz -que no tienen una sustancia física. Lacan plantea que el deseo es la metonimia de la falta en ser, y su causa es el objeto a. 
Haciendo un contrapunto, realizó una lectura del libro de Giulia Sissa en El placer y el mal, Filosofía de la droga, quien toma a Freud acerca del placer nirvana como descarga y agrega el placer “apetitivo”. Muestra que el deseo siempre se renueva, no se cancela, y el placer negativo al que hace referencia la autora, implica una pequeña muerte en tanto adelgaza el deseo. La adicción ilustra una paradoja de lo lleno y lo vacío. Se refiere al pharmakon (remedio/veneno), lo tóxico de la pulsión, y que el placer negativo es aplastante.
El desarrollo permitió la conversación con los asistentes, invitando a continuar el seminario por el lado del “Consumo y vida pulsional”.