5º Clase del Curso Anual "El caso analítico -entre lo universal de la clase y lo particular del ejemplo-"


ASOCIACIÓN DE PSICOANÁLISIS DE MISIONES
Ciclo 2010



Curso anual:

El caso analítico
-entre lo universal de la clase y lo particular del ejemplo-



Dictado por Christian Gómez


5º clase



Viernes 27 de agosto - 20,30 Hs


Bibliografía (*)

Lacan, Jacques: “Proposición del 9 de octubre sobre el analista de la escuela”. En VV.AA. Momentos cruciales de la experiencia analítica. Manantial.

Lacan, Jacques: “La ciencia y la verdad”. Escritos.

Acuña, Enrique: “Amar su mas allá. Una lectura de La ciencia y la verdad”. En Microscopía, el psicoanálisis en los intersticios de la cultura. La Plata. 2009.

García, Germán: “A causa de Mario Bunge”. En D’escolar. Atuel.

Levi-Strauss, Claude: la ciencia de lo concreto. En El pensamiento salvaje. FCE.

Milner, Jean-Claude: “El doctrinal de ciencia”. En La obra clara. Manantial.



(*) Disponible en la biblioteca de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones.
Consultar: (03752) 15 827189.


La angustia y la vida pulsional. Por Enrique Acuña

La angustia y la vida pulsional (*)

Por Enrique Acuña


El titulo de esta intervención retoma el de una conferencia de Freud, de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, escritas en 1930 y publicadas en 1933. Esas nuevas conferencias son escritos, Freud había dado a un publico amplio, a un publico de no analistas, las primeras “Conferencias de introducción al Psicoanálisis”, y el segundo ciclo son escritos, porque Freud tiene un cáncer de lengua, entonces no podía hablar, de modo que el segundo ciclo es una escritura, con una retórica o un tono de discurso hablado, pero en verdad son escritos.

La angustia y la vida pulsional de entrada no están implicadas, conectadas, pueden ser experiencias de vida. Freud refiere, es una experiencia, que fue a Grecia, vio la Acrópolis de Atenas, y en lugar de quedar extasiado lloró, se angustio y tembló. Eso está en un texto que se llama “Un trastorno de la memoria en la Acrópolis”. ¿Porque la memoria?, porque el tiene un deja vú, un ya visto, cree que eso que esta ahí, la Acrópolis, ya lo vio alguna vez y ya lo vivió, pero de una manera tan extraña que ese que vivió eso no es él. El Otro del Inconciente, ese que vivió la experiencia de ver la belleza de la Acrópolis es él pero a la vez no es él.
Esta exterioridad, que después Freud articulará al fenómeno de lo siniestro o lo familiarmente extraño, es que la exterioridad se implica en el sujeto por alguna causa, por ejemplo, la angustia tiene que ver con la vida pulsional que implica al sujeto con el Otro. Para Freud, ese trastorno de la memoria es la evocación de algo que le ocurrió con el padre, fue más allá del padre. El trastorno de la memoria queda ligado a un contenido, primero representacional, el trastorno de la memoria es el recuerdo del padre tendero, judío, diciéndole, ¡tu podrás conocer lo que yo no he podido! Hubo angustia, todos los fenómenos de constricción del cuerpo angustiado que los psiquiatras rápidamente dicen que es más bien el angus, lo angosto, de un pecho constreñido, es un trastorno corporal que precisan o prefieren denominar ansiedad, que es un fenómeno del cuerpo. La lectura biologista es que el afecto involucra un cuerpo pensado como un cuerpo neuronal o un cuerpo somático, la angustia transformada en un trastorno, no de la memoria como el de Freud, sino un trastorno, que es efectivamente pensado como una maquina corporal, exclusivamente terreno de la medicina. Es decir que la conexión causal entre el afecto y su representación va a pasar desapercibida, hay cortocircuito en la conexión del significante con su causa.

Por otra vía, el psicoanálisis plantea mas bien la conexión del sujeto con el Otro, que Lacan escribe (S) en relación (A). Entonces la angustia no es significante, hay significante cuando se restituye el lugar del Otro, lugar del Inconciente, la posibilidad, no de una falla, sino de que hay una consistencia, que eso quiere decir algo. Entonces, (S) relación (A) es la expresión de la significación que viene del Otro, queriendo decir que la angustia es por algo, señala una causa, la angustia es una señal,dice Freud, del yo frente a la emergencia de la pulsión.
La angustia se escribe: (S) relación (A tachado), quiere decir falta un significante en el Otro. El seminario que Lacan dedica al problema de la angustia, el seminario 10, esta montado sobre un análisis del existencialismo que en los años ‘60, es la doctrina filosófica imperante, es decir que hay un dialogo de Lacan con los filósofos, sobre todo con Sartre. Es el tiempo del El ser y la nada, pero ahí donde el existencialismo pone una existencia, para poner en juego la angustia, Lacan pone el ser como en falta. El (A) tachado, es también el Otro, hay un ser al que le falta algo, le falta su consistencia ontológica, es decir que no hay atributos que determinan bien cual es el Otro al cual estoy referido.
Lacan termina definiendo la angustia como un momento donde falta la falta. Hay una trampa ahí, porque yo diría mas bien que la angustia es encontrarme con la falta del ser, pero cuando Lacan dice: la angustia es la falta de la falta, se refiere a una falta del ser generadora de deseo. Entonces hay un nivel de la falta que es la existencia, y otro modo que es la relación del sujeto, no con la existencia, sino con el ser. Dos niveles: La existencia y el ser, este es el punto de discusión de Lacan con la filosofía de la época. Cuando Sartre dice que la angustia esta basada en el ser, que ese ser se relaciona con una existencia, Lacan dice ese ser se relaciona a un deseo inconciente. La falta en relación al deseo, no es lo mismo que la falta en relación a una existencia.

Freud, por su parte, tenía un primer esquema que es el esquema de la energía, la libido hace intercambio y une por la vía del amor los cuerpos. Pero por otro lado no hace intercambio con otros por la vía del amor ni une los cuerpos, sino que a veces se conecta al inconciente. Freud distribuye la libido por las instancias psíquicas, hay una libido del yo, una libido objetal, es decir esa libido, como moneda de cambio, es una energía que une los cuerpos por la vía del amor, o que une al yo con otra instancia que es el Inconciente. El modelo energético cambia y Freud plantea un segundo modelo donde la pulsión genera en el yo una señal. Cuando emerge la pulsión que no es ya una libido que entra en circulación con otros cuerpos por el modelo energético sino que es una carga, que pone en juego representaciones que en el yo, como lugar en donde se señala el peligro, genera un efecto que es la angustia. Conocemos esto como la segunda teoría de la angustia.

En Inhibición síntoma y angustia, por otra parte, la vida pulsional no es solamente pulsión de muerte, se vive entre este movimiento que hay entre ciertas representaciones que darían color a la vida y ciertos objetos que dan oscuridad, eso es la pulsión de vida y muerte, color-oscuridad de representaciones. Hay cosas que tiene su representación y cosas que son un agujero. En el segundo modelo la angustia genera como señal del yo un movimiento o una tendencia a reprimir esas representaciones inconcientes. Quiere decir que la angustia tiene una función, ya no es un fenómeno enegético vano sino que señala que hay una proximidad a una cosa, que Freud llama una situación peligrosa y que tiene dos canales o dos vías: lo peligroso puede ser perder el amor del otro en las mujeres o perder una parte del cuerpo propio, narcisisado y efectivamente querido en los hombres que como tienen pene, pueden perderlo. Corporización, entonces, del tener. La situación peligrosa evoca una situación traumática referida a una pérdida.
El problema epistemológico freudiano es pensar que hay un objeto anterior, mítico que se perdió, pero que hubo, fue la madre, el padre, etc. Hubo alguna vez un objeto adecuado a la pulsión. Esta evocación a la existencia de un objeto adecuado es mítica y en tanto mito es un invento montado sobre un agujero. Cualquier apelación a un mito es una apelación a una verdad,que es, no la verdad histórica, un poco vacilante sino una verdad referencial, mítica, es decir absoluta. Entonces Freud dice: en la situación traumática apelo a una anterioridad, donde hubo un objeto que se perdió, ese es el trauma, ya que la experiencia es una pérdida, pero no la situación peligrosa, de pérdida, sino que hubo una anterioridad de pérdida. A la razón biológica propuesta por rank en su trauma del nacimiento freud opone mas bien las protofantasías, que son intentos de reproducir míticamente el origen. Germán García decía una vez que las cuatro columnas de un neurótico son sus protofantasías. Freud apela al mito, pero en el trauma se destruye cualquier mito que tenga, por eso es traumático algo, por que no hay explicación.
La angustia se vive, entonces, en dos niveles. Un nivel, se puede decir, tiene que ver con los objetos del mundo. El mundo esta poblado de seres, de imágenes, de otros, objetos que consumimos, etc. Indudablemente que si pierdo mi celular la angustia que me va a dar perder mi celular, no va a ser jamás tan grande como si por ejemplo, experimento la amputación de un miembro, una mano. Freud dice que esos objetos, que intervienen en la situación peligrosa, deben tener un interés libidinal para el sujeto.

Ahora bien, esta vida pulsional, entre los objetos que amo y el treauma que remite al agujero donde no hay objeto, esta vida ocurre en repetición. Freud dice lo siguiente: “un neurótico es alguien que repite en términos de acción”.
En Dinámica de la transferencia y en Recuerdo, repetición y elaboración, dice que la neurosis con un analista se reproduce de manera artificial y al reproducirse de manera artificial el neurótico actúa, sin saber lo que esta actuando. El agieren freudiano es una acción. La neurosis de transferencia repite las condiciones de la neurosis, pero no puede ser la misma neurosis. ¿Por qué?, porque el analista esta ahí impidiendo que se repita lo mismo. Lacan lee esto y articula la repetición con la diferencia. La elaboración supone que hay una nueva significación del síntoma. Nueva significación del síntoma quiere decir lo que aparecepor este dispositivo que me hizo reproducir las cosas igual pero como diferencia. Para freud la repetición supone un límite al recuerdo, de lo contrario la cura no sería mas que una reminiscencia platónica, sin posibilidad de generar algo nuevo.
La repetición, dice Freud, tiene la forma –y es muy interesante que sea en el único lugar en que lo dice- de una obsesión a repetir, como si fuera una idea que se impone volver a hacerlo y lo liga con la compulsión a la repetición que era un fenómeno observable. O sea que la manifestación de una pulsión es ¡no puedo dejar de hacer tal cosa! Pero se trata de un hacer, no de un decir. Quiere decir que la pulsión no habla, actúa. Actúa a tal punto de gobernar una vida. Es un movimiento que nace de una fuente, tiene un recorrido y parece que se dirige algún lado, parece tener una direccionalidad. No es instinto porque el instinto va hacia el objeto mientras la pulsión se mueve en algún lado pero no se sabe hacia donde va, no tiene objeto, sin embargo cuando va haciendo su recorrido, va dibujando algo, que es el objeto, capturado por el recorrido de la pulsión. Una paradoja esencial que hay que entender para hacerse analista es que la pulsión no tiene objeto porque se satisface en su propio recorrido, es decir no se satisface en el objeto droga, por ejemplo, no se satisface en la cocaína, paradójicamente se satisface en el hecho, de que alguien no encuentra en la cocaína la satisfacción que buscaba, entonces tenemos el fracaso del encuentro con el objeto y eso es la repetición, el fracaso del encuentro. En ese fracaso con el encuentro ¿Quién ganó?: el recorrido mismo.

¿Que relación hay entre la angustia y la pulsión entonces? La angustia fue el encuentro, encuentro con la falta de un objeto, y la pulsión es el fracaso del encuentro también, pero no con un objeto imaginario, un objeto del mundo, sino con algo que está en el mismo momento en que estoy hablando de ello. Pero, dije, la pulsión no habla, es silenciosa, entonces, el problema es que estamos hablando de un sujeto ya en análisis, estamos hablando de alguien que esta bajo las palabras.

En “La captación de la angustia por el síntoma”, un artículo que está en Resonancia y silencio planteo el problema de porqué Freud no resuelve el hecho de que la vida pulsional, o sea la vida inconciente, sea mejor que una vida angustiada. La vida angustiada es el desencuentro permanente con objetos del mundo, la vida pulsional es el desencuentro permanente con los objetos de cada uno.
Lacan resuelve esto en un primer momento de su enseñanza, en el año 1952, en un texto que se llama “Intervención sobre La transferencia”diciendo: “la transferencia es el modo en que un sujeto se relaciona con sus objetos de una manera más o menos permanente”. Diciendo que el único modo en que un sujeto se relaciona con un objeto de manera permanente es lo que Freud llamó fantasía y que Lacan remite a la idea de un fantasma que es una frase fundamental.
Lo importante aquí es ver que en Freud hay dos modos de hacer aparecer la angustia ligada a la pulsión. Una es la compulsión a la repetición, fenómeno observable en el mundo, y otra es la pulsión que aparece en análisis como silencio. Y es lo que hace que alguien insista por ejemplo, y vuelva al mismo lugar, incluso al mismo lugar que es el del analista. Es una experiencia de desencuentros, el psicoanálisis, pero porque responde a la estructura del objeto que falta en esa relación entre el sujeto y el inconciente. Un análisis es una experiencia de buscar la palabra justa y decir esa palabra, encontrarse con esa palabra que nombre el mundo justo de alguien, la causa justa de alguien.
Deleuze en su libro “Repetición y Diferencia”, toma un ejemplo que es Alicia, no la clásica Alicia en el país de las maravillas, sino Alicia a través del espejo y dice: “ella encuentra signos en los árboles, en el gato que se ríe, en la exclamación de la reina de corazones, va encontrando signos, es decir, palabras que remiten a un significado justo”, no hay desencuentro, no hay equivoco de palabras. Entonces Deleuze dice: si hacemos el análisis lógico, semántico, de los distintos encuentros con frases que tiene el personaje, vemos que hay un nivel de análisis lógico, un nivel de análisis semántico, significado; y otro que, sin ser lógico y semántico, remite a la interpretación que ella le quiere dar a cada cosa que encuentra.
Supongamos que Alicia cae en el agujero del pozo y se encuentra con un frasco de mermelada vacía. En lugar de sentir la experiencia del agujero, de estar cayendo en un pozo, dice ¡ah! era una mermelada de naranja. Entonces ya conecta el agujero de la experiencia, con, no un signo lingüístico, sino un significante, mermelada de naranja, que puede remitir para ella a la experiencia de placer de haber comido una mermelada o al vacío del frasco. El análisis que hace Deleuze es muy interesante, porque es que cuando analizamos, estamos en un nivel semántico, donde las cosas tienen un significado, y hay otro nivel más lógico, donde alguien va nombrando las cosas y va dejando siempre algo sin nombrar, por eso no hay mas bien diferencia. Una diferencia que está en el nivel de la interpretación, ni lógica ni semántica, sino interpretativa.

En La Plata hicimos una experiencia: leen 9 personas un solo tema. El texto es el famoso texto de Kierkegaard La repetición que los franceses traducen como reprise que es una palabra que designa repetición como captación pero también reposición, como cuando en teatro repongo una obra, por ejemplo Hamlet, todos los Hamlet que se hagan no van a ser nunca el Hamlet que interpretó el equipo actoral de Shakespeare. Sobre un mismo texto la reprise, la re-puesta tiene diferentes interpretaciones. Cada actor va a interpretar al nuevo Hamlet de una manera diferente. Entonces hicimos una traducción del prologo del libro La reprise donde lo que tomamos en cuenta es que la reposición quiere decir que toda repetición, obliga a aquel que repite a ponerse en una posición diferente con respecto al objeto. Entonces esas vueltas hacen que el sujeto cambie su posición con respecto a los objetos y esa es la diferencia, la reposición.

Para finalizar, me gustaría destacar del texto de 1932, La angustia y la vida pulsional, que Freud concluye diciendo que no existen seres desangustiados, libres de angustia. Que un psicoanalista, sería un error pensar que va a curar la angustia, lo que puede hacer un analista, es ceder un poco, hacer ceder o no, al objeto que causa la angustia, entonces, lo que puede hacer un analista es más bien, hacer que la angustia, señal del yo, sea la señal, que Lacan transforma, en un signo de deseo, es decir, lo que le esta señalando la angustia es que ahí se aproxima algo de su deseo. Huyó, ¿huyó para que no lo pesquen?, ¿o porque lo pescaron ante la proximidad de un objeto pulsional que no sabia que era su objeto, pensaba que era extraño a él?.


(*) Versión abreviada de la clase de apertura del seminario clínico Los conceptos fundamentales: la repetición y la pulsión. Delegación Posadas, ciclo 2010. 16-17 de abril. Desgrabación: David Vandendorp. Establecimiento del texto: Christian Gómez.


Política y retórica - Notas sobre las II Jornadas del Litoral-Hacia el Bicentenario-: El síntoma en la teoría psicoanalítica.


Política y retórica
Notas sobre las II Jornadas del Litoral-Hacia el Bicentenario-: El síntoma en la teoría psicoanalítica.

Por Christian Gómez


Breve reseña

El día sábado 29 de mayo se llevaron a cabo las II Jornadas del Litoral organizadas por la delegación Paraná, el C.I.D. Corrientes-Chaco y la delegación Posadas del Instituto Oscar Masotta. La cita fue esta vez en la ciudad de Corrientes y significó la continuidad del trabajo que empezó en Posadas un año antes y continuará en Paraná en el 2011.
Presentaron trabajos Damián Leikis, Ariel Scherman y Carla Molina (C.I.D. Corrientes-Chaco), Claudia Espínola, Lorena Danieluk y Christian Gómez (delegación Posadas) y Marcela Romero y Cecilia Poggio (delegación Paraná). La apertura correspondió a Fernando Abelenda (C.I.D. Corrientes-Chaco) y la mesa de conclusiones y propuestas contó con la presencia de Luis Polo (C.I.D. Corrientes-Chaco), Christian Gómez y Marcela Romero. Las mesas organizadas giraron en torno al síntoma en la teoría freudiana, las nuevas-viejas formas del síntoma y el síntoma y el sinthome.
Hasta aquí la reseña. El interés de estas notas tiene que ver mas bien con retomar el debate que, bajo la forma de un foro propuesto por Enrique Acuña, iniciáramos con anterioridad a las jornadas y que, creo, debe continuar.


Política

¿Cuales son las coyunturas que hacen posible la recepción del psicoanálisis en la región?
Según Germán García (La entrada del psicoanálisis en la Argentina) hay obstáculos y perspectivas que pueden historizarse en tanto acontecimientos del discurso y que encuentra como intentos de asimilación del psicoanálisis en su entrada a la Argentina en ocasión de los festejos del centenario de la revolución de mayo.
Una hipótesis posible para la investigación es pensar que esas coyunturas son las que ahora encontramos en ciudades como Posadas, Paraná, Resistencia o Corrientes: es sabido que se lee a freud y a Jacques Lacan en ámbitos inherentes a la salud pública o la universidad y que ello constituye un ámbito de recepción sin las consecuencias institucionales que hacen a la autorización del analista. Incluso quienes formamos parte del IOM en calidad de docentes circulamos por estos lugares lo cual hace pensar en la cuestión murcíelago de la que hablara Jacques Lacan. O bien en el analista vestido de prestador al que hace referencia Enrique Acuña en Dialéctica del perjudicado y el prestador.
La presencia del IOM en nuestras ciudades hizo- o debería hacer- posible la organización del psicoanálisis en función de una red que resta fuerza al rasgo local del lugar y a la cristalización de aparatos con funcionamiento cerrado que se valen de supuestos prestigios que no valen como moneda de cambio mas allá de la delimitación del territorio. Teniendo en cuenta esto último es que considero que el programa de tres años que se está llevando a cabo y que funda las Jornadas del Litoral es una política del psicoanálisis en la región pero también teniendo en cuenta las jornadas del NOA que ya llevan varios años ininterrumpidos y las jornadas patagonicas de próxima realización. Es decir que no solo no se trata de una delimitación geográfica sino mas bien de las consecuencias de la expansión que supone la presencia del instituto en todas las provincias del país. ¿Sabremos estar a la altura de esta coyutura? La respuesta ya es, en este caso, singular. No hay, creo que aprendí, enunciación colectiva.


Retórica

Quedó picando en la lluviosa mañana correntina la cuestión de la participación del psicoanálisis y de los psicoanalistas en los debates actuales en el campo de la salud y de la cultura. Recordé entonces haber leido en alguna oportunidad en forma conjunta dos libros que tienen el mismo nombre: Psicoanálisis y salud mental pero cuyos autores sostienen posiciones radicalmete opuestas: Emiliano Galende desde la antipsiquiatría se interesa mas en los aportes del psicoanálisis al campo de la salud mental mientras que Eric Laurent propone mas bien la existencia del psicoanálisis en ese campo en tanto lo subvierte. Se trata de introducir la hipótesis del inconciente en un campo hoy mas dispuesto a las fascinaciones de las reediciones de los dsm. Uno habla desde el campo de la salud, el otro desde el psicoanálisis.
Considero, es una conjetura, que el IOM tiene que ser la instancia discursiva desde donde se renueve la presencia del psicoanálisis y su lugar en los circuitos locales a partir del estudio y la investigación de los temas cruciales que hacen al psicoanálisis en la actualidad. Episteme, clínica y política; los tres ejes propuestos por Jacques-Alain Miller y que orientan nuestro programa conducen a localizar, cada vez, la retórica conveniente en relación al otro de la ciudad.


Hacia Paraná

El tiempo conduce indefectiblemente hacia la próxima cita. Paraná asoma en el horizonte. Mi propuesta es mantener viva la conversación emprendida y que nos permitió estar atentos a las circunstancias actuales evitanto que las jornadas se conviertan en un simple automatismo.

Posadas, junio de 2010


Módulo de investigación: Psicoanálisis y Salud Pública - Comentario por Claudia Espínola

Módulo de investigación: Psicoanálisis y Salud Pública

Responsable: Claudia Espínla. Coodinadora: Claudia Fernández. Asesora: Leticia García (APLP).

Comentario: Claudia Espínola

Tomamos como base la hipótesis de Enrique Acuña de que: la ciencia genera objetos de consumo, pero no sólo objetos técnicos sino que eso, a su vez, produce síntomas y también Tribus urbanas, damnificados por la represa, o agrupaciones varias, que se nombran por un significado (tipos de goce).

En primer lugar, para incursionar en esta vía tomamos un texto de Michel Foucault: “La verdad y las formas jurídicas”, para concebir en qué forma se articulan “práctica y saber”.

En dicho texto, Foucault expone una investigación histórica y metodológica, y se pregunta “¿cómo se formaron dominios de saber a partir de las prácticas sociales?”. Pretende mostrar cómo estas últimas, pueden llegar a “engendrar dominios de saber que no sólo hacen que aparezcan nuevos conceptos y técnicas, sino que hacen nacer además formas totalmente nuevas de sujetos y sujetos de conocimiento”. Podemos pensar, de este modo, que los productos técnicos producen cambios en los sujetos.

Este autor considera que la verdad es histórica. Hará una distinción de dos tipos de historia de la verdad: una historia interna “que se corrige partiendo de sus propios principios de regulación: es la historia de la verdad tal como se hace en o a partir de la historia de las ciencias”; y otra historia exterior o externa de la verdad: son “otros sitios en los que se forma la verdad donde se definen reglas de juego a partir de las cuales nacen ciertas formas de subjetividad, dominios de objeto, tipos de saber.”

Por tanto, investiga cómo en el siglo XIX se constituye un saber que demarca la normalidad y la anormalidad, que determina lo que está dentro o fuera de la regla. La hipótesis de Foucault es que este saber tiene su punto de origen en las prácticas sociales de control y vigilancia.

Vemos así, la constitución histórica de un sujeto de conocimiento, a través de un discurso tomado como un conjunto de estrategias, que forman parte de las prácticas sociales.

En su análisis histórico, Foucault toma como punto de importancia, en la conformación de una nueva subjetividad, a las prácticas judiciales – “formas jurídicas” y su evolución en el campo del derecho penal a partir de las cuales se definen “formas de verdad”. Se establecen ciertas relaciones de poder.
Ahora bien, el saber de las ciencias incide sobre un sujeto, aunque no diga sobre su verdad.

Para pensar sobre ello, comenzamos a hacer una lectura de La ciencia y la verdad, de J. Lacan. Allí, el autor plantea que la verdad y el saber están impresos una cosa de cada lado del papel. La verdad es la del inconciente, y el saber es lo que busca la ciencia: saber acerca del objeto.

Por otro lado, nos planteamos la situación de un diagnóstico de discapacidad como la hipoacusia –atribuida por la ciencia, a una falla de tipo orgánica.

La ciencia produce conocimientos, y artefactos capaces de restituir, al menos en cierto grado, tal falla. Sucede que la demanda, que se escurre en los pedidos de consulta, provienen generalmente de los padres, quienes expresan grandes expectativas de que su hijo escuche –que acepte el implante o el audífono- y muchas veces sucede que ese chico no desea hacerlo.

Recurrimos, en primera instancia a hacer una diferenciación entre cuerpo orgánico y cuerpo erógeno.

Leticia García, en la revista Conceptual Nº 5, hace referencia al seminario Aun, de J Lacan, en el que toma al cuerpo como sustancia gozante, cuerpo hecho para gozar. Diferencia el cuerpo cartesiano, del cuerpo que goza.
Toma a Freud, en Las perturbaciones psicógenas de la visión, quien liga estas perturbaciones a la palabra, y dice que “por la represión –que es motivada por la significación de las pulsiones en la vida anímica- hay una oposición de grupos de representaciones, que sería expresión de la lucha entre pulsiones yoicas y sexuales”. Cuando un órgano está al servicio de una de las pulsiones, más se aleja de la otra.
“El cuerpo orgánico/máquina responde a la supervivencia, es coordinado, y por otro lado el cuerpo erógeno/libidinal es fragmentado –por el goce. Las pulsiones parciales conforman las pulsiones sexuales y tienen sus fuentes en diversas partes del cuerpo”. Entonces, la erogenizacion del cuerpo se da por partes, y cuanto más erogenizado este un órgano, menos servirá a la otra función, modificando, de este modo, al cuerpo organismo.


Estado de investigación: El goce desde Freud. Por Julia Pernía


Módulo de investigación: Actualidad de la clínica. Respuestas a lo contemporáneo

Estado de investigación: El goce desde Freud

Por María Julia Pernía


Esta investigación, enmarcada en el Módulo de Investigación “Actualidad de la Clínica: Respuestas a lo Contemporáneo”, tiene la finalidad de comenzar a dar respuesta a una curiosidad personal que podría sintetizarse en la pregunta ¿qué es el goce? Y ante la sugerencia del Coordinador del módulo: Christian Gómez, decidí respondérmelo desde Sigmund Freud.
Me propuse realizar dos operaciones para rastrear el concepto lacaniano de “goce” en la teoría de freudiana, una de ellas es la de buscar esa palabra independientemente de su significado particular, y la otra, la de investigar en la obra freudiana conceptos que se aproximen al de goce en Lacan. Dos operaciones que se entrecruzan en tres momentos ficticios, en tanto deducidos de mi lectura, que podrían sintetizarse en: el de la etiología sexual de las neurosis, el del aparato psíquico regido por el principio del placer y el del doblegamiento del principio del placer por un más allá.
El primero podría situarse en los años que van desde 1800 a 1910, en donde existe una frecuencia importante de aparición del significante “goce” en la teoría freudiana. Podemos puntualizar que Freud tiene la idea de que la meta del tratamiento psicoanalítico es el “restablecimiento de la capacidad de rendimiento y de goce del paciente” (1). También que el síntoma es aquello que priva al paciente de la capacidad de goce y trato social, pero está destinado a reprimir lo que Freud llama el “goce sexual”, en alemán Sexualgenuß, diferente del “goce de la vida” (2), el Lebensgenuß.
Este goce sexual está destinado a la represión por ser problemático, hace enfermar por la relación conflictiva que tiene con el sujeto, tanto como por exceso de satisfacción no tramitada, como por falta del mismo. Por exceso, tenemos la neurosis obsesiva, en la que Freud plantea que las ideas de tentación surgen como respuesta a un goce sexual anticipado. También en Dora, encontramos que los síntomas como mojarse en la cama, el catarro, el asco, aparecen como resultantes de un goce sexual prematuro. Como falta, ubicamos las adicciones los narcóticos, la morfina y la cocaína, dado que Freud las entiende como sustitutos de un goce sexual faltante.
En los años posteriores a 1910, el concepto de goce aparece casi con igual frecuencia, para hablar de lo estético, lo sexual y lo vital, pero este término pareciera estar inmerso en una preocupación teórica diferente. En los años anteriores a 1910, se podría deducir que Freud tiene el interés puesto en corroborar su hipótesis acerca de la etiología sexual, para la cual la idea de, por ejemplo, goce sexual prematuro, es esencial; al igual que cada caso particular que de prueba de ello, para lo cual Dora sería el gran paradigma. Mientras que en los años posteriores a esa fecha, comienza a hacerse cada vez más relevante la necesidad de describir el funcionamiento de un aparato psíquico ya esbozado desde 1900, y para tal objetivo comienza a abrirse paso un nuevo concepto, el de principio del placer. El origen de este término se puede situar en “El chiste y su relación con lo Inconsciente”, en donde Freud habla de “principio de placer previo”, en relación al chiste tendencioso, donde explica que el chiste se pone al servicio de tendencias para poder producir por medio del placer de chiste, en tanto placer previo, un nuevo placer por la cancelación de la represión. Y, en “formulaciones sobre dos principios de acaecer psíquico”, comienza a caracterizarlo como aquel principio que aspira a ganar placer, busca aligerar los aumentos de estímulo y que ante aquellos actos que puedan causar displacer la actividad psíquica se retira. Explicándonos, en otras oportunidades, que tanto los procesos inconscientes como la pulsión sexual permanecen bajo el imperio del mismo.
Es a partir de este “principio del placer”, que la obra freudiana se recontextualiza, un ejemplo de ello es que cuando Freud en 1905 decía que los síntomas de Dora surgían como resultado de un goce sexual prematuro, en 1916-17, dice “En el síntoma hay un reproceso al principio del placer, al autoerotismo”. (3)
Otro giro conceptual se puede ubicar a partir de la idea de que hay algo más allá de la lógica principio del placer- principio de realidad, y que al mismo tiempo constituye aquello que puede doblegar al principio del placer. Es la vía por la que continuará mi investigación…

Notas:

(1) Freud, S. “Tres ensayos de teoría sexual, y otras obras. Fragmento de análisis de un caso de histeria. (Caso «Dora»)”- “El método psicoanalítico de Freud” (1904 [1903]. Ob. Completas Vol VII. Amorrortu editores.
(2) Freud, S. “Primeras publicaciones psicoanalíticas” – “La sexualidad en la etiología de las neurosis” (1898). Ob. Completas Vol III. Amorrortu editores.
(3) Freud, S. Conferencias de introducción al psicoanálisis (Parte III) (1916-1917). Ob. Completas Volumen XVI. Amorrortu editores.


Estado de investigación: Sobre las adicciones. Por Sandra Cardozo

Módulo de investigación: Actualidad de la clínica. Respuestas a lo contemporáneo

Estado de investigación: Sobre las adicciones

Por Sandra cardozo


Quien en una época posterior de su vida vea
fracasados sus empeños por obtener la dicha,
hallará consuelo en la ganancia de placer
de la intoxicación crónica..”
(1)


La siguiente investigación tiene como objetivo rastrear en la vasta de literatura Freudiana, cuándo y ligada a que connotación aparece la palabra “tóxico” y “adicción”, para poder esbozar una aproximación a este tema; y a partir de ello, poder responder a la pregunta ¿Qué hace el psicoanálisis frente a las adicciones?
La búsqueda nos lleva directamente a "Histeria (1888)", Freud la describe como una anomalía del sistema nervioso, en el que un cuerpo extraño perturba la estabilidad psíquica provocando desborde en el cuerpo, entendiendo así a la histeria como una patología del excedente.
Retomando la noción de exceso, en el año 1890, Freud plantea la idea de la palabra como tóxico. Teniendo en cuenta las dificultades a la hora de tratar enfermos mediante la hipnosis por sugestión, ya que si bien, este procedimiento lograba levantar los síntomas, retornaban tiempo después, por lo que era necesario practicar nuevamente la sugestión. Esto llevaba a cierta dependencia del enfermo sobre la persona del médico. Así, la relación hipnotizado – hipnotizador, se torna tóxica debido a que el cuerpo del hipnotizado queda totalmente a disposición de la presencia y la sugestión del otro.
Posteriormente, podemos encontrar que Freud sostiene que “la masturbación es el único hábito que corresponde llamar adicción primordial” (2), siendo relevos de ésta las demás adicciones. Hipótesis que queda claramente plasmada en la histeria. Así, lo sexual aparece como algo tóxico, concebido por la sociedad como algo externo y extraño al cuerpo. También en “Neuropsicosis de defensa” encontramos la masturbación ligada a una suerte de adicción.
En 1898, sostiene que la masturbación no sólo podría provocar neurastenia, sino que además el paciente reconoce esta acción como un secreto vergonzoso. Es notable como este elemento que se presenta como secreto, está presente también la clínica de las adicciones. En este sentido, la masturbación se presenta como aquello que no se puede dejar de hacer, como exceso. En "Tres ensayos para una teoría sexual (1905)",afirma que la adicción remite a la fase oral del desarrollo, confirmando nuevamente la existencia de una relación entre la adicción y la masturbación infantil. En “Malestar en la Cultura”, Freud plante que el aparato anímico gobierna desde el principio de placer, pero que éste rápidamente entra en querella con el mundo que lo rodea. ¿Por qué? porque son irrealizables las disposiciones del “todo”. Así, el sufrimiento acecha desde tres perspectivas: desde el propio cuerpo, que no puede prescindir del dolor y la angustia como señales de alarma; desde el exterior, con fuerzas más potentes o desde los vínculos con otras personas.
Bajo la presión de estas posibilidades de sufrimiento, los seres humanos se ven obligados a transformar el principio de realidad. ¿Por medio de que? Sirviéndose de infinitos métodos para la evitación del displacer, pero el más interesante es aquel que procura influir sobre el propio cuerpo. Se refiere a estas sustancias como “quitapenas”.
Obtenemos así, que el método más eficaz para lograr este desprendimiento respecto de la realidad es el químico, más precisamente la intoxicación. Estas sustancias extrañas al cuerpo, provocan sensaciones placenteras, pero al mismo tiempo, alteran de tal manera el organismo, que vuelven incapaces de recibir mociones de displacer. Estos efectos son simultáneos. Freud, tiene la hipótesis de que en nuestro cuerpo también existe la posibilidad de que se hallen presenten sustancias que provoquen efectos similares, como en el caso de la manía. En "Duelo y melancolía (1917)" la intoxicación alcohólica se presenta ligada a los estados mentales maníacos. En la manía hay un relajamiento en el gasto de energía sobre la represión. En el alcoholismo la liberación de impulsos reprimidos se ve posibilitada por la toxina.
En “Sobre la cocaína” y “Coca” Freud realiza un minucioso estudio sobre esta sustancia, y pesquisa que aún manteniendo las dosis administradas de coca, los efectos son diferentes en cada persona, esboza así los factores psicológicos que subyacen a este fenómeno. También comprueba la variabilidad de las respuestas y la incidencia de múltiples causas.

Notas:

(1) Obras Completas Sigmund Freud. “El Malestar en la Cultura” 1930 (1929).Ed.Amorrortu
(2) O.C. “Carta 79 a Fliess. (22 de diciembre de 18997). Ed. Amorrortu.


Estado de investigación: El deseo y la pulsión en Sigmund Freud

Módulo de investigación: Los conceptos fundamentales del psicoanálisis

Estado de investigación: El deseo y la pulsión en Sigmund Freud

Por Germán Tor

El día 10 de junio se continuó con el comentario de la lectura del capítulo 7 de la "Interpretación de los sueños", titulado "Psicología de los procesos oníricos" (Vol. 5. O.C., Editorial Amorrotu). Dicha lectura se realizó a partir de los siguientes interrogantes: ¿De qué manera Freud distingue el deseo de la pulsión? ¿A qué remite el deseo en su teorización y a qué lo hace el concepto de pulsión? ¿Introduce modificaciones en sus hipótesis iniciales, a partir de qué lo hace?
En el comentario de la citada publicación, se avanzó en circunscribir el lugar que ocupa el deseo en la teorización freudiana. De las consecuencias de la lectura, se comenzó por destacar de dónde parte el interés de Freud por los sueños, se citó el siguiente párrafo "Los puntos de vista para la concepción del sueño me fueron procurados por trabajos previos acerca de la psicología de las neurosis a los que aquí no debo referirme y, no obstante, tengo que hacerlo a cada paso mientras avanzo en la dirección inversa y, desde el sueño, me propongo alcanzar el entroque con la psicología de las neurosis" (Cf. Pág. 578)
Luego se ubicó en el texto el lugar en extremo paradójico que ocupan los deseos en el abordaje que realiza Freud "El cumplimiento de un deseo tendría que ser por cierto, causa de placer, pero ¿para quién? Naturalmente para quien tiene ese deseo. Pero sabemos que el que sueña mantiene con sus deseos relaciones totalmente particulares: los rechaza, los censura, en una palabra, no los quiere. Su realización no puede procurarle placer, por el contrario, la experiencia muestra que se presenta bajo la forma de angustia. En relación con los deseos de su sueño, el que sueña funciona como dos personas unidas, sin embargo, por una gran comunidad" (Cf. Pág. 572)
A partir de allí se comentó cómo Freud introduce la necesidad de explicar la formación del sueño suponiendo la existencia de dos instancias psíquicas, una de las cuales somete la actividad de la otra a una crítica cuya consecuencia es la exclusión de su devenir-consciente (Cf. Página 535). Para ello se vale de representaciones auxiliares que buscan darle una primera forma teórica y trabaja sobre un constructo del aparato anímico compuesto por varios sistemas. Dichas representaciones que suponen localidades psíquicas, aclara, no buscan asimilarse a localidades anatómicas. Y pasa a distinguir un sistema inconsciente y un sistema preconsciente. Entre ambos plantea la existencia de una censura, la cual es expresión de un tercer sistema: el sistema criticador. A lo cual agrega la conjetura de que lo que diferencia a los primeros dos sistemas reside en la manera en que cada uno dispone y organiza los elementos mnémicos. En el inconsciente los elementos se organizan, principalmente, a partir de relaciones de simultaneidad. En el preconsciente se organizan, principalmente, por relaciones de semejanza y lógicas. (Cf. Pág. 532 y 533)
De esa manera, se comentó, Freud se propone avanzar sobre una primera teorización en torno a la constitución y funcionamiento del aparato anímico que busca una explicación tópica, dinámica y económica de sus formaciones o productos, siendo la explicación buscada en éste caso la del sueño y su formación.
En su investigación sobre la formación del sueño, introducirá la hipótesis de que todo sueño es la realización de un deseo, interviniendo en ello las diferentes relaciones que supone (y explicita) que existen entre los tres sistemas más arriba planteados.
De acuerdo a la explicación tópica, dirá que el deseo deriva del sistema inconsciente (Cf. Pág. 535). En cuanto a su explicación dinámica y económica, abordará las relaciones entre el sistema inconsciente y el sistema preconsciente, localizando en el deseo inconsciente la intensidad o gasto psíquico para que se forme el sueño (Cf. Página 535) y en el sistema precosciente el material (representaciones preconscientes) necesario para su formación (Cf. Pág. 554)
Y en el desarrollo de su explicación tópica, dinámica y económica introducirá algunas de las características de los deseos inconscientes: “Los considero como siempre alertas, dispuestos en todo momento a procurarse expresión cuando se les ofrece la oportunidad de aliarse con una moción de lo consciente y de trasferir su mayor intensidad a la menor intensidad de esta” (Pág. 545) A lo cual agrega que el permanecer indestructibles o atemporales es una particularidad de los procesos inconscientes. (Cf. Pág. 545)
Con respecto a cuál es la procedencia de los deseos inconscientes que se figuran como realizados en los sueños, se precisó cómo Freud da una respuesta valiéndose del estudio de las psiconeurosis y de la regresión que en ella constata, por lo que pasa a introducir la hipótesis de que “Estos deseos siempre alertas que se encuentran en estado de represión (…) son ellos mismos de procedencia infantil, como nos lo ha enseñado el estudio psicológico de las neurosis” (Pág. 540) Lo cual lo lleva a aseverar, unas líneas más adelante que: “El deseo que se figura en el sueño tiene que ser un deseo infantil.
Se pasó a comentar el modo en que Freud vuelve sobre la articulación entre el campo de investigación del sueño con el de las psiconeurosis, teniendo como perspectiva avanzar sobre la explicación de los síntomas psiconeuróticos, para ello se citó el siguiente párrafo “Si existe un sistema del inconsciente –o algo análogo a él para nuestras elucidaciones-, entonces el sueño no puede ser su única exteriorización; todo sueño será un cumplimiento de deseo, pero tiene que haber, además de los sueños, otras formas anormales de cumplimiento de deseo. Y, en realidad, la teoría de los síntomas psiconeuróticos culmina en una sola tesis: También ellos tienen que ser concebidos como cumplimientos de deseos de lo inconsciente.
Y, por último, con respecto a la “naturaleza” de las mociones de deseos que se realizan en los sueños, se ubicó la manera en que Freud se vale del estudio de los síntomas psiconeuróticos para aseverar que dichas mociones de deseo “(…) no pueden ser sino mociones de deseos sexuales procedentes de lo infantil las que experimentaron la represión (la mudanza del afecto) en los períodos de desarrollo de la infancia (…); y así ellas proporcionan las fuerzas pulsionantes de toda formación de síntoma neurótico” (Pág. 595)

En próximas reuniones se continuará con el comentario de esta publicación para tratar de seguir precisando las preguntas que más arriba se han planteado, agregándose la siguiente ¿Por qué el primer sistema –inconsciente- no puede hacer otra cosa que desear? A dicho comentario se sumarán los correspondientes a los estados de investigación de otros participantes del módulo.