Pre-textos preparatorios... - "Del malestar en la cultura al discurso del inconsciente como tratamiento posible" - Por Lorena Danieluk


Pre-textos preparatorios

Hacia el II Encuentro de Psicoanalisis con la Historia y la cultura

LOS SINTOMAS DE LA CULTURA:
Insistencia del ¿quien soy?
-consumos, adicciones, cuerpos, identidades-


Misiones, Posadas, 25 de marzo, 15 hs. (Alianza Francesa).



Es evidente que en la actualidad asistimos a una fragmentación del organismo en pro del avance de la ciencia vía la técnica que sirve a tales efectos. Cuestión planteada por Jacques Lacan en Psicoanálisis y medicina donde llama la atención sobre los efectos de la técnica en la figura del médico. El goce hace de un organismo un cuerpo hecho para gozar.

De esto trata esta contribución al foro de pre-textos hecha por Lorena Danieluk (Asociación de Psicoanálisis de Misiones) quien parte de una lectura atenta a importantes aseveraciones de Sigmund Freud en El Malestar en la cultura de las cuales Lorena extrae consecuencias: un efecto, que llama bucle, que produce la cultura y que lleva a buscar curas para los males por ella provocados y que en estos tiempos toman la forma de curas milagrosas en consonancia con la pasión por la novedad y los efectos efímeros.

El psicoanálisis, que también es un efecto de la misma cultura, interpela al cuerpo en tanto mediatizado por el inconciente, lo cual conduce no ya a supuestas soluciones pret-a-porte sino al encuentro singular con un cuerpo afectado por el lenguaje.

Christian Gómez



Del malestar en la cultura al discurso del inconsciente como tratamiento posible


“…gran parte de la culpa por nuestra miseria la tiene lo que se llama nuestra cultura (…)

comoquiera que se defina el concepto de cultura, es indudable que todo aquello con lo cual intentamos protegernos de la amenaza que acecha desde las fuentes del sufrimiento pertenece, justamente, a esa misma cultura…”

S. Freud, El malestar en la cultura 1929-1930. Pág.85


Interesante propuesta la freudiana. Intenta aquí mostrar de que manera los progresos técnicos científicos, muchas veces añorados, no producen la felicidad o dicha que se espera, sino más bien, al modo de un efecto “bucle”, la cultura debe generar ofertas nuevas que traten de capturar el malestar que introducen esos progresos técnicos por ella generados.

Plantea allí como novedosa la comunicación telefónica, y el modo en que este artefacto tecnológico permite sortear distancias y tiempos. No obstante esa comunicación no hubiera sido imperiosa si no hubiera existido, en primera instancia, la propuesta de que el hijo abandone el hogar paterno.

Freud enseña muy bien, que el programa de la cultura y el programa del principio del placer tienen puntos de encuentro.

La cultura es responsable por la renuncia pulsional que le solicita al individuo y esto casi nunca es sin consecuencias.

Cuestión que le permite reflexionar a Freud respecto los ideales que se proponen como bien – estar y de que manera el sujeto sólo puede identificar este último por el contraste y la diferencia, es decir no identifica la dicha si no ha pasado por el malestar.

Y como si esto fuera poco, plantea un sentimiento inconsciente de culpa, que va desgranando entre otros términos que le son afines, tales como superyó, conciencia moral, sentimiento de culpa, necesidad de castigo, arrepentimiento, pulsión de agresión y de autoaniquilamiento, como cuestiones que se ubican como causa y a la vez como efecto de ese mal – estar en la cultura.

¿Existe entonces el pretendido bienestar?.

Esta mesa de trabajo dónde se proponen cuestiones actuales tales como, identidades, consumos, adicciones, cuerpo, en dónde insiste la pregunta por el ¿quién soy?; son sin lugar a dudas una lectura de los modos actuales de presentación en la clínica. Lo interesante de esto es que, siguiendo a Freud podemos decir que son a la vez modos que la cultura misma ha producido, para lo cual propone también curas mágicas.

Se puede hipotetizar que allí donde los slogans culturales proponen prácticas que valen por su eficacia y resultado, además de la ligereza supuesta en la que todo es posible de ser conseguido – desde un delivery de comida hasta un niño de probeta – señalan, para quien pueda leer o interpretar, la inconsistencia de dicha empresa y el malestar entonces del sujeto, como modo de respuesta a los discursos que se le imponen como totalizadores - globalizadores y express.

El psicoanálisis, también como producto cultural, propone albergar el elemento segregado por la ciencia: el sujeto. Aquí la apuesta se propone ya no en torno a los ideales sociales y culturales sino a la posibilidad de un recorrido diferente para cada quien, en donde en tensión y contraste con otras practicas psicoterapéuticas que apuntaladas en la sugestión promulgan un saber hacer sobre ese malestar; el oriente del psicoanálisis será más bien encontrarse con lo que no se sabe, con lo que no se ha dicho aún – el inconsciente-.

Aprovechando una de las temáticas que se pondrán en juego en la mesa de trabajo. Comento algunas cuestiones que he podido investigar, en este caso en relación al cuerpo. Investigación que se enmarca en el modulo: Actualidad de la clínica, respuestas a lo contemporáneo de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones.

Es muy interesante hablar del cuerpo en psicoanálisis, dado que podríamos decir que Freud se introduce al psicoanálisis de la mano del cuerpo, en tanto su ingreso al descubrimiento analítico es por medio de los fenómenos conversivos que presenta la histeria. Pero hay que destacar que Freud subvierte la relación que había en la época entre el alma o la psique y el cuerpo.

Freud afirma que hay entre lo corporal y lo anímico un ida y vuelta, por nombrarlo de alguna manera. Para la medicina se trata de la existencia de un cuerpo orgánico, un organismo, mientras que para el psicoanálisis se trata de un cuerpo erógeno, de un cuerpo que goza, que es capaz de satisfacción.

Enrique. Acuña, en su artículo “Hecho para gozar – El cuerpo escrito en Anais Nin–“*, va a decir que hay por lo menos dos cuerpos, uno puro organismo biológico, y otro segundo, resultado de la incorporación del lenguaje. El significante se incorpora y transforma ese cuerpo en un cuerpo que habla, pero no todo es absorbido por el significante. Esta falla es una norma para entrar en lo viviente. En esa captación se efectúa una negativización del organismo y una positivización del cuerpo como disponible para gozar. Entonces el encuentro del organismo con el lenguaje es el encuentro del organismo con la libido.

Para Freud, el inconsciente oficia de puente, conector entre lo somático y lo psíquico, el cuerpo no es un portador de sentido propio – como muchas veces lo creen algunos discursos sugestivos y psicoterapéuticos - y tampoco el psiquismo interviene directamente sobre el organismo. El discurso del inconsciente, va a impedir que haya una interpretación universal de los síntomas, por ejemplo. Un síntoma conversivo deberá de ingresar en un relato que valdrá para ese y no para otros.

El cuerpo orgánico es tomado por el lenguaje y eso tiene efectos. No sólo permite que se constituya como imagen, sino que lo significa y a la vez lo fragmenta.

Entonces según cómo concibamos al cuerpo es el modo en el que vamos a intervenir sobre el. Cuestión que reaviva el actual y viejo debate entre psicoanálisis y psicoterapia.-

Lorena Danieluk