Pre-textos preparatorios... - "Paraguayos república o muerte" - Por Mara Vascchetta Boggino


Pre-textos preparatorios

Hacia el II Encuentro de Psicoanalisis con la Historia y la cultura

LOS SINTOMAS DE LA CULTURA:
Insistencia del ¿quien soy?
-consumos, adicciones, cuerpos, identidades-


Misiones, Posadas, 25 de marzo, 15 hs. (Alianza Francesa).



Despues del pre-texto anterior sobre los nombres del Otro y los estigmas sociales, entre la identidad y la identificación, insiste la pregunta acerca de porqué la cultura no genera felicidad sino malestar.

Mara Vascchetta desde Asunción, Paraguay (1); cuestiona los resortes profundos de la "identidad nacional", sintagma escrito ya en la letra de su himno. Contra la idea fundamentalista de "escencia" (la paraguayidad) usada para una nacionalidad, privilegia el concepto de significante, distinción de lo simbólico que desordena el signo usado como bandera.

La "construcción mental" de esas imágenes darian ese falso ser usado por la politica tradicional. Pero es necesario mantener el Ideal del Otro social para que exista la unidad común. Surge entonces el efecto de un sujeto que interpreta como puede sus simbolos: según la inspiración y la cultura de cada intérprete de tal identidad". Por una lado el "uno por uno", por otro el auge de los particularismos en tiempos de la globalización -económica diferente a la cultural. Otro efecto es el retorno a las particularidades nacionales: "Nuestro porvenir de mercados comunes sera balanceado por procesos de segregación", vaticinaba Lacan ya en 1967.

Mara se refiere a ejemplos cotidianos del hombre que nace en un país, pero esta marcado como sujeto por lo simbolico. El lenguaje delimita los territorios de una cultura más allá de las fronteras. Una lengua -en este caso el guaraní- se convierte en blasón de lo nacional, pero cuando atravieza las límites, como sus etnias migrantes originarias, y se vuelve un capital simbólico en su uso. Este vacío que el significante orada en el Ideal -puesto aquí en la figura del "líder mesiánico"- permite que haya malestar y luego sintomas, una oportunidad para el sujeto del psicoanalisis que aparece ahi como lo familiar que se a vuelto extraño, un novedoso extranjero interior (extimidad).

E.A.



"Paraguayos república o muerte" (*)



En una concurrida reunión para pensar sobre problemas de mi país, un señor de muy buen discurso dijo que la razón principal por la cual él acudía a estos foros era plantear el incontenible debilitamiento y desaparición de la identidad nacional. Se refería a nuestra “paraguayidad”. En ese momento tuve ganas de preguntar a la audiencia si qué entendía por identidad nacional ó por paraguayidad y pienso que de hacerlo, habría sido un poco burlón o por lo menos juguetón, pues nos hubiéramos enredado en un discurrir infernal sin llegar a ningún puerto. ¿Porqué? Por la imposibilidad de encontrar una diferencia específica que distinga la paraguayidad de cualquier otra identidad nacional.

Me propongo aquí arribar a la conclusión de que la “identidad nacional” como concepto es una ilusión, pero no sólo para la identidad paraguaya sino para la argentinidad, la uruguayidad ó cualquier otra del mismo orden. Más, no sólo el hablar común sino también las Ciencias están plagados de pseudo conceptos, conceptos de gua-ú (o sea engañosos); lataparará (o sea ampulosos ) ó ra’anga (meros semblantes ó mascaradas). Es importante diferenciar los conceptos de fuste de los que aparentan serlo, pues gozan de buena salud tanto los unos como los otros. No obstante nos encontramos con que aún los conceptos bastardos son sumamente necesarios para la vida personal y la vida en sociedad y por ello no sólo no podemos ignorarlos sino incluso, promoverlos.



Los conceptos y las imágenes

Todo concepto responde a la pregunta: “qué es, de qué se trata”. Generalmente el concepto consta de caracteres indispensables sin los cuales esta unidad significante dejaría de ser lo que es. Aparte de los elementos comunes compartidos con otros entes del género, debe constar de aquella diferencia específica que lo distingue. Amén de aquellas notas que se arriman sin que su presencia ó ausencia le otorgue más ser a nuestro ente. Es así que nos preguntamos: cuál es la característica nodal que distingue a la paraguayidad de otras identidades nacionales? Porque enseguida nos escenificamos un rancho con un lapacho, el león del escudo, el típico soyo con tortillita, el idioma guaraní, la tricolor…

Pero cuál es el elemento que faltando destruye la paraguayidad , como unidad conceptual? Hagan la prueba: No hay nada de nada que sostenga el mentado concepto. El haber nacido en tierra paraguaya no impide a un hijo de diplomático ser del país del que provienen sus padres como tampoco es menos paraguayo el hijo de un político en misión diplomática nacido afuera .

Preguntémonos qué pasa con su identidad si un niño nace accidentalmente entre los mojones que delimitan Bolivia y Paraguay? O si el niño nació en una canoa en medio del Paraná? Y qué de los chicos asuncenos de colegios extranjeros que no saben nada del Paraguay profundo y festejan “halloween “ y usan árbol de navidad en vez de pesebre? Y el guaraní ¿ Acaso muchos correntinos no lo hablan mejor que nosotros?

Comparemos nuestra paraguayidad, expresión plagada de indeterminaciones con un concepto sólido como “lenguaje”. (El lenguaje aparece como objeto de la lingüística, ciencia nueva nacida al inicio del siglo XX ). Bien, en el concepto “lenguaje” son insoslayables los elementos “estructura” y “Ley” y basta con que falte de uno los dos como para que la unidad conceptual desaparezca como tal .En el caso que nos ocupa en cambio, el de identidad paraguaya, no hay nada de ello. Incluso la práctica del guaraní, que podría presentarse como nuestro último bastión, como el argumento imbatible: muchos paraguayos no saben hablarlo ó apenas lo conocen. En cambio, como ya lo afirmamos, muchos argentinos del norte lo hablan estupendamente.

Y concluimos que nos tendremos que contentar con que la mentada construcción mental (nuestra paraguayidad) es apenas un “rejunte” de imágenes. Se trata de la persistencia de haces de impresiones, coherentizadas por relaciones de semejanza, contigüidad, ect.



Para el psicoanálisis

El campo de lo humano se juega en dos registros: el registro imaginario y el registro simbólico. Existe también el registro de lo real que equivaldría al de “la cosa en sí” de Kant, aquella cosa incognoscible dado que solamente llegamos a ella mediados por las categorías. Por ende, solamente el registro imaginario (llamado así porque se puede escenificar en dibujos, imágenes y elementos concretos) y el registro de los significantes u orden simbólico (palabras, proposiciones ) son las dimensiones de la experiencia humana.

Hemos visto entonces que esta idea tan patriótica, a la que tanto propendemos por su enorme importancia en la vida de sociedad, carece de fundamentos lógicos, ontológicos y antropológicos para entrar en la categoría de los conceptos.

Es demasiado importante no obstante psicológicamente: un precipitado identitario que sedimenta después del pasaje por el hogar infantil, la escuela primaria, la secundaria, el ejercicio cívico y laboral. Recordando a Julián Marías “sólo cuando la vida misma funciona como razón conseguimos entender algo de lo humano”. “De este modo la razón vital es la vida misma en tanto que es capaz de dar cuenta de sí misma y de sus propias situaciones. La razón no es heterogénea a la vida: es un órgano de la vida que puede convertirse en el órgano de toda comprensión”.


La idea de “identidad nacional” no es un artefacto con carta de ciudadanía pues en él se arriman imágenes, escenas, costumbres, valores de vida y símbolos, aleatoriamente, según la inspiración y la cultura de cada intérprete de tal identidad.

Es un pseudo-concepto muy necesario para crear valores, fervores y anhelos pues no es posible la realización de ningún ideal social si es que no estamos inspirados por una mística compartida. Pero no vale como un concepto analítico porque ni juntando a todos los habitantes del territorio paraguayo cumplimos con los requisitos ni lógicos, ni ontológicos, ni psicológicos.No obstante su falta nos traería severo empobrecimiento de las relaciones colectivas debido a su importancia para generar empatías, cohesiones y mancomunar ideales para luchas nacionales varias, comerciales, deportivas, de sanidad, etc.

Cuando por alguna razón peligra la nacionalidad, la gente se enardece por defenderla, aunque más no sea defenderla en una cancha de football. Su desarrollo es imprescindible en estos tiempos de globalización en que se mudan de un sitio a otro sin raíz identitaria alguna.

Pero sin embargo, es necesario saber que si queremos aprehender la paraguayidad en un haz de razonamiento exigente, el constructo se nos va de las manos y se nos escurre entre los dedos, en imágenes muy queridas pero no queda nada en el tintero.

Y para qué saber esto?. Porqué este odioso baldazo de agua fría tratándose de una ilusión tan necesaria? Pues, porque la claridad a este respecto nos puede librar de todo tipo de fundamentalismos, de adscripciones a líderes mesiánicos ó despóticos. Además ue gracias a su conocimiento nos podremos escapar de discusiones sin fin, sobre todo, evitar subordinaciones a los ególatras y tiranos. Concluir que no vale la pena matar a un semejante por ello, llevado por el discurso de un demagogo, una ideología totalitaria ó por un mandato de nuestro ego narcisista.-


- Por Mara Vascchetta Boggino. Miembro de la Asociación Psicoanalítica Paraguaya Arandu (A.P.P.A.)

(*)-El título es letra del Coro del Himno Nacional de Paraguay