Pre-textos preparatorios... - "El normal medicado" - Por Germán Schwindt


Pre-textos preparatorios

Hacia el II Encuentro de Psicoanalisis con la Historia y la cultura

LOS SINTOMAS DE LA CULTURA:
Insistencia del ¿quien soy?
-consumos, adicciones, cuerpos, identidades-


Misiones, Posadas, 25 de marzo, 15 hs. (Alianza Francesa).



Este pre-texto de Germán Schwindt -miembro de la APLP , quien estará en la mesa de nuestra jornada del dia 25- se refiere a aquellas sustancias llamadas "medicamentos" que obturan el malestar que la cultura exije al sujeto moderno.

Desde el placebo al quitapenas, pasando por las drogas lícitas del buen vivir que se medicaliza en la "calidad de vida", existen mecanismos similares para opacar al inconsciente. Sin embargo, hay un retorno de la pulsión en nuevos sintomas: uno es aquel llamado por la medicina "enfermedad psicosomática" que Lacan prefiere llamar "falla epistemo -somatica" en función de un saber rechazado por una parcela del organismo real sin cuerpo simbolico. Esa falla de saber automatiza el hecho de "tragarse la pildora" (Laurent) forma de cierta fé en el signo organico, en lugar de la creencia en el inconsciente.-



El normal medicado


Freud en 1930 en su Malestar en la cultura, escribía que los procedimientos para evitar lo gravoso de la vida consistían en tres tipos de calmantes: “poderosas distracciones que nos hagan valuar en poco nuestra miseria; satisfacciones sustitutivas, que la reduzcan y sustancias embriagadoras que nos vuelvan insensibles a ellas”. Esta afirmación realizada en el contexto de reubicar los anclajes del sentimiento de religiosidad, explayado en el Porvenir de una ilusión, y los efectos que en ese momento efectuaba la ciencia, nos brinda matices que podemos retomar hoy.

Más allá que no se había producido el surgimiento de una clínica del psicofármaco sobre los cuerpos, la cual emerge y se expande a partir de los años 50´, sí convivía con un tiempo en el cual existían diversas técnicas corporales y otros tipos de sustancias activas. Este matiz permite mantener abierto el horizonte y no reducir a sólo hablar de los efectos de los psicofármacos, por esto es preferible el término “medicamentos”.

El placer y el dolor mantienen relaciones paradójicas cuando la satisfacción entra en juego, si no fijamos la carga semántica de estos términos en hacerlos equivaler al hedonismo y a las algias fisiológicas de un organismo doliente. Por el contrario el organismo puede ser separado del cuerpo, si lo consideramos un soporte necesario del segundo y no su sinónimo.

Es así que el cuerpo también resulta un producto y efecto inacabado del lenguaje, sobre un organismo considerado totalidad, digamos mítica. Como diferenciara Lacan en La Tercera, al separar los afectos que emergen entre, las distracciones de “tener un cuerpo” y la angustia de notar que también se puede “ser un cuerpo”.

Comento lo señalado por Enrique Acuña en Semblanzas reales – de los meteoros a internet-: “Esta es la paradoja central que nos interesa: es necesario que exista la ciencia como pareja del psicoanálisis para que este juegue su partida, o, dicho de otra manera, lo rechazado en un campo de realidad retornará indefectiblemente como real en otra escena.”. Esto permite interrogar el terreno de la promoción civilizatoria de las normalidades y los medicamentos, como objetos técnicos que provienen de la ciencia, los cuales muestran que esta no considera el cuerpo como algo inacabado, sino parcializado, en una suma que sería totalizable.

De esto los ejemplos son variados: los fragmentos de intervención de la hiper-especialización médica y sus clases de las cuales se ofrecen nombres aptos para identificarse; otra un hardware naturalmente creado por una evolución progresiva, todavía no explorado más allá de un pequeño porcentaje, en las metáforas de las ciencias cognitivas, etc.

Por cada una de estas molécula medicamentosa que es lanzada al mercado, este término no es ingenuo ya que se inserta en fuertes tensiones bio políticas, cientos son descartadas –residuos con otros fines-, argumento utilizado en la discusión sobre la propiedad y patentamiento de los nuevos productos, localmente por ejemplo en el tema de los alcances de los medicamentos genéricos. Notables partidas presupuestarias en algunos estados industrializados, van a parar a las investigaciones, en áreas que hasta hace algunos años ni siquiera tenían nombre tales como, nanotecnología, biología molecular, lenguajes artificiales, etc.

Los medicamentos nos permiten explorar ese eje entre el “tener y el ser un cuerpo”, tanto en sus versiones de circulación legal como ilegal, como producto de procesos técnicos, como placebo, como partículas reales preñadas de efectos simbólicos de clasificación. ¿Qué decir hoy de la falla epistemo somática?

Lacan en La ciencia y la verdad, podía considerar que eso que es una nueva versión del síntoma, como el psicoanálisis lo considera, emerge del hueco en que un cuerpo no es sólo un organismo mudamente enfermo pasible de ser retrotraído a una normalidad anterior perdida.


En otros términos, que tal vía del síntoma, si es abierta cual caja de Pandora en un análisis, posibilitaría el alivio de cierta aproximación a un saber ignorado y eficaz a la vez de limitarlo.

Germán Schwindt